martes, 11 de enero de 2011

Para no gritar

La rudimentaria estructura metalica que se acomodaba lentamente sobre su estrecho perfil, le rosaba el menton como casi caricia, le hacia cosquillas el ombligo y le tocaba la punta de sus finos dedos de los pies. Y esa era su vestimenta, tan simple pero tan tosca a la vez, que no le permitia pasar un milimetro de debilidad.
Y a veces se inunda su traje y debe correr por la lluvia sin pensar en nada, como si no pesara ese traje que lleva, como si no tubiera que llevarlo.
Es pesado el peso que llevamos si le hechamos baldazos encima, es pesado si lo ponemos en la balanza y comparamos y analizamos.
Muchas veces es mejor no ver nada, ser ciego de nuestro propio perfil, y solo vivir y vivir... porque las vueltas de la vida no te aclaran nada y las garantias se las lleva el viento.
Extrañar, volver, pensar, sentir, fingir, reclamar, gritar.. podemos hacer todo de eso, pero nada de nada, nos va a devolver la felicidad que te da solo eso acogedor que elejimos para tenerlo como nuestro, dentro de ese gran perfil, muy dentro que solo nosotros podemos encontrarlo.
Quien no tenga uno, encuentrelo, es lo que te salva.

Y me calzo un par de ojotas y camino sin rumbo, pisando la arenilla que cruje entre las canaletitas de esa suela mal hecha.
Y el viento pega en mi frente cuando levanto la mirada o en mi frontal cuando agacho la cabeza para mirar el piso, esperando encontrar un billete o una moneda o un papel que distriaga mi caminar, y solo pongo la mente en blanco y no pienso, dejo pasar todos esos pensamientos que se vienen a la cabeza cuando uno camina asi, meditabundo.... bueno es como eso pero sin meditar.

Asi paso estos dias, imaginando que voy caminando,
que me armo una estructura metalica de perfil,
que no pienso
que no llevo traje mojado
que no lo peso

y asi voy viviendo sin pensar.... para no sufrir, para no llorar, para no gritar.