Déjame abrazarte y quererte como siempre lo he imaginado.
Déjame descubrir en tus ojos callados ese lago de lagrimas que los han inundado.
Sácate la coraza, déjame ayudarte...
y sostén mi mano cuando la extienda a tu auxilio.
Deja de lado el orgullo,
que hoy tu hija del alma quiere entenderte.
Llora en mis hombros un ratito, como yo lo hice cuando era un granito...
Déjame acompañarte y sentarme en tu lecho,
aguantarme tus quejas y por hoy ser tu abrigo.
Permite que yo entre en tu corazón tan partido
e intente aun quesea unirlo con el mío.
Y así cariño mío, verás como esta vida
es un poco menos difícil de lo estimativo...
Y ese dolor que te envenena y te hizo mas duro,
de a poco se ablanda hasta sentirte un niño....
Y allí, sin importar que seas mi papi y yo tu niñita... estaré contigo.
... que sabia la vida que nos da la capacidad de crecer
y poder devolver lo que nos dieron un dia.